SUBURBIOS
No deja de ser chocante que en el español de España no tengamos una palabra para referirnos a los barrios de infraviviendas donde vive una gran parte de la población del planeta. En Sudamérica se le llama ranchitos, favelas y de mil maneras más. Nosotros apenas usamos suburbios o chabolas aunque no siempre estén fuera del centro de las ciudades ni las casas sean improvisadas o provisionales. En todo caso, Port-au-Prince está lleno de suburbios de casitas precarias que ocupan las laderas de las montañas. Cuando en 2003 Iam Thomsom volvió por primera vez aquí, quince años después de publicar su magnífico libro de viajes "Bonjour blanc", le sorprendió un cambio esencial: "Toda la ciudad se ha convertido en un slum".
Los suburbios no tienen alcantarillas, pero sí arroyos que bajan las aguas fecales y basura de todo tipo. No tienen tiendas, pero sí mercados; tremendamente precarios, sirven para abastecerse básicamente de pescado seco y fruta de temporada: banana, fruta de la pasión, papaya, lambe veritable . También venden las barritas de jabón que se usan aquí para lavar la ropa (y eventualmente el suelo) y un poco de todo. Los suburbios tampoco están asfaltados. El suelo es de tierra o de basura compacta. Apenas llega a algunos algo de luz eléctrica. Al anochecer los puestecillos del mercado se convierten en hileras titilantes de llamas que salen de candiles de petróleo fabricados con viejas latas de conserva.
El número de suburbios de Port-au-Prince es incontable. El más famoso es Cité Soleil, una auténtica ciudad cerca del aeropuerto con centenares de miles de habitantes. Hace años era imposible entrar ahí para el forastero; ahora hay zonas bastante tranquilas y desarrolladas por las que se puede pasear sin miedo, aunque sigue habiendo barrios malos. Igual pasa en Bel Air, justo sobre la catedral destruida de Notre-Dame. Nosotros pasamos la mayor parte del día entre las "favelas" de Philippeau y Delmas32. Philippeau es grande, muy cerca de la parte más chic de la ciudad. En general está gestionada por un colectivo comunitario, pero hay zonas donde no llega ninguna ley más que las armas. A la peor de todas la llaman Chechenia. hay otra que se llama Kosovo. Delmas32, en la parte intermedia de la ciudad, es más calmada, menos organizada, y mas miserable.
El conjunto recuerda a las favelas brasileñas, con el añadido del inmenso vacíe de basura omnipresente. La entrada al barrio está bien definida por ese puente. A un lado hay un lavadero (reconstruido por la cooperación española) donde se afana algunas señoras y hay ropa colgada. Al otro un set de ejercicios, como los que instalan para hacer deporte en algunos parques europeos. En los aledaños de los aparatos, unos escalones de cemento. Ahí se sienta un grupo de jóvenes desocupados, en calzonas y camiseta, charlando y controlando quien entra y sale del lugar. Tras el anochecer esos escalones sirve para los ensayos de grupos de vudú. Ocasionalmente se celebra ahí algún concierto de música muy tecno y hasta rifas y concursos.
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