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05 enero 2017

Refugiados en Izmir




Sidra es de Alepo. Tiene 10 años y es sorda. Tiene dos hermanas y un hermano. La familia es kurda y mañana hará un año que llegaron aquí a Izmir. Venían a intentar cruzar a las islas griegas. Compraron sus chalecos salvavidas y sus pasajes. Pero cuando llegaron a la orilla, en el tumulto de los traficantes, a la madre le dio miedo. No quiso arriesgar la vida de sus hijos y no llegaron a subir a la balsa. Se quedaron aquí. El padre es zapatero, pero ha intentado trabajar de lo que sea. No le sale nada. Al poco de llegar Sidra se puso enferma y tuvieron que operarla del corazón en un hospital turco. Salió bien. Hoy hemos visitado a su familia. La madre teje cosas de lana que enviamos a una ONG para venderlas. A ella hace dos semanas que le pusieron por fin un sonotone y acaba de aprender a decir su primera palabra: merhaba! Me ha dibujado un retrato y me ha saludado muy sonriente diciendo eso, merhaba. Hola. 




Abu Ali lleva más de un año estancado en Izmir. Llegó con sus tres hijos huyendo de Raqqa, ocupada por el Estado Islámico . Aquí, hace cuatro meses, le nació Amal. El bebé traía un tumor en la cabeza pero parece que es benigno. Deberían llevarlo cada mes para una revisión en el hospital pero no lo hacen por falta de quien les traduzca al turco... Y porque la madre se pasa el día trabajando de limpiadora en un restaurante. Aquí en Turquía la guerra de Siria se siente mucho más cercana. El hermano de Abu Ali escapó hace sólo un mes con su mujer y su hija recién nacida. Nos cuenta detalles escalofriantes de la vida en Raqqa bajo el yugo del DAESH y de su accidentada fuga a Turquía. Doce veces intentó cruzar la frontera hasta que llegó la buena. Una de ellas vieron a una pareja muerta en tierra de nadie por disparos de los guardas de fronteras turcos. Ellos se colaron de noche y a punto estuvieron de descubrirlos también, pero al final se las arreglaron para llegar aquí. Toda esta gente vive aquí en la miseria más terrible. Mucho peor que antes. Sin embargo todos coinciden en que se sienten afortunados, al menos, de haber escapado y estar vivos. 

 Mahmud tiene 12 años y es de una aldea siria cerca de Kobane. Trabaja todo el día en un restaurante por 15 euros a la semana. A su padre le pagan un poco más como sastre, pero sólo encuentra trabajo de tarde en tarde. La familia llegó huyendo del ISIS. Dejaron atrás todo, incluida su casa recién comprada. Ahora están así. Las familias sirias refugiadas en Izmir sobreviven como pueden. La mayoría han alquilado casas precarias en los barrios más deteriorados de la ciudad. A menudo es sólo una habitación; las ventanas están rotas; se calientan quemando cualquier cosa, incluso basura. Uno de los proyectos de REVI (Refugee Volunteers Izmir) reparte lana y similar a las mujeres que saben tejer. Con eso hacen ropa, pulseras y juguetes. Se les paga y después se intenta vender los productos en Europa. Se ha convertido en la principal fuente de ingresos de muchas familias. 

 Ladiya tiene 3 años, casi 4. Escapó de Aleppo hace dos meses, cuando cayó una bomba en su casa. A su padre lo pilló trabajando en la zapatería que tenían en el piso de abajo. Quedó malherido. A su hermano ahmed de 9 años le entró metralla en el ojo. En la huída tuvieron que vender sus pequeños pendientes de oro para comprarle unos zapatos. Ahora, aquí en Izmir, su madre hace pulseras para REVI y es su única fuente de ingresos. Pronto, pese a las heridas, y si todo va "bien", su padre empezará a trabajar lavando platos en un restaurante. Buna es de Kobane y tiene siete años. Cuando el ISIS ocupó su ciudad, la familia entera huyó a Aleppo. Allí un día, al cruzar la calle, un francotirador le alcanzó en la pierna. La han operado varias veces pero ahora ya anda bien y va al cole turco. Su padre está buscando trabajo y viven en una habitación destartalada en la que entra agua cuando llueve. A estas familias y otras más las atienden voluntarixs de REVI. Han puesto en marcha una guardería; les ayudan a montar pequeños negocios y venden online sus productos en http://revifamily.org/store Nosotrxs vamos a apoyarlos financiando durante un año a una persona refugiada que traduzca a las familias cuando tienen que ir al hospital o a las oficinas del gobierno turco. Ya estamos buscando fondos para hacerlo.

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