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01 agosto 2014

HISTORIAS DE HAITI (1) TRÓPICO ADRIÁTICO


TROPICO ADRIATICO
Los aviones que cojo siempre salen de las puertas más escondidas de cada terminal aérea. Todos los aeropuertos ponen a los parias lo más lejos posible de la gente de bien.
Entre quienes vivimos un periodo en Albania era legendaria la esquina del aeropuerto de Fiumiccino que reservan para embarcar los vuelos a Tirana: un subterráneo sucio, destartalado e incomodo en el extremo del edificio menos céntrico del aeropuerto. Justo donde desaparece Europa. Y sin el más mínimo signo de confort o modernidad, para que nadie se equivoque.
En el vuelo a Haití desde el JFK sucede algo parecido. La sala asignada linda, literalmente, con el último muro del aeropuerto. El viajero llega sólo después de una larga caminata por pasillos vacios y se encuentra un espacio casi sin asientos donde los pasajeros se acumulan en torno a la puerta como si en supermercado repartieran bonos de comida.
Esta costumbre de las puerta de embarque deliberadamente aisladas y masificadas da a menudo una imagen del país de destino todavía peor de la real.
Luego, en el avión, la confusión es similar a la albanesa: señoras mayores que apenas pueden andar, incapaces las pobres de encontrar su asiento. Hombres arrogantes que se sientan en el primer asiento que les gusta y bloquean sin pudor la fila de los demás pasajeros. Niñas exageradamente vestidas a la moda occidental, cargadas de emblemas de marcas, joyas, gafas de sol y gadgets tecnológicos. El mismo ambiente de inmigrantes que vuelven a casa de vacaciones, cargados de regalos y paquetes.
Por un momento me parece estar de vuelta a Albania. La mayor diferencia es que no estamos en Italia sino en New York y las azafatas y los pasajeros exageran todos su acento americano. Eso y que las señoras mayores en vez de pañuelos blancos van tocadas con alegres pamelas. Tropicales.
(El paralelismo acabará en cuanto pise suelo haitiano. La sala de espera del aeropuerto es una enorme cabaña cubierta de hojas secas de palma. Al menos no me encuentro la advertencia que dicen que solía dejar el dictador Duvalier para quien entrase al país: el cuerpo de un opositor recién asesinado atado a un banco frente a la salida del aeropuerto.)

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