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20 agosto 2007

Singapur

Singapur desde el aire. Cualquier espacio poblado que se vea es siempre reciente, de disenio. Las aldeas son en verdad residenciales que crecen nuevos, en lineas rectas y curvas trazadas perfectamente. Ningun espacio para la anarquia, lo espontaneo o lo antiguo. El paisaje natural es de atroz desforestacion. Extensiones inmensas de palmerales talados. Desiertos de trozos de troncos y piedra erosionada que rodean las pocas porciones de selva inalterada que quedan. En la bahia, junto a una boya vuela una bandada de gaviotas.
Desde el suelo la ciudad gana mucho. No defrauda a quien espera un hueco de modernidad en pleno sudeste asiatico, plagado de centros comerciales y rascacielos. Pero hay algo mas. La mayoria de los habitantes son chinos e hindues; por supuesto que, a simple vista, los chinos ganan; por mayoria. El ingles es la lengua oficial y franca, aunque pocos la dominan, asi que me siento un poco en casa.
Ya en el centro, Singapur es la ciudad de los soportales. Manzanas de casas bajas con soportales que recuerdan lejanamente a la Habana o a alguna antigua ciudad colonial latinoamericana, pero recien construida. En verdad es que todo el mundo se parece en algo, de pequenio que resulta a veces. El conjunto no es, ni mucho menos, un derroche de lujo ni modernidad. Es cierto que hay cierta aficion a los manos libres colocados sobre la oreja como la tiza de un camarero, pero tampoco faltan los obreros malayos que duermen, comen y se duchan a pie de obra en un delicioso espectaculo de hombres con falda vertiendose regaderas por la cabeza. Ni los cartoneros, basicamente chinos, que recogen lo que sobra de los pequenios negocios indios. En Litle India al anochecer en las aceras se mezclan cartoneros y barrebderos con los tenderos de collares de flores que tiran a la basura los que se marchitaron. El olor es empalagoso y acogedor. Como el suave calor tropical. A los lejos se oye a un lado el bullicio de una tombola china; al otro las canciones de una pelicula pelicula de bollywood en la television al aire libre de un bar.
Lo mejor de este pais es que los copilotos son quienes conducen. Herencia de los ingleses que por fin nos hace justicia a todos los que, sin carnet, guiamos siempre a los conductores.

1 comentario:

  1. De vez en cuando me asomo a tus relatos, supongo que no es original decir que tengo la sensación de viajar de la mano de tu escritura. Tal vez lo más extraño sea el que me haga sentir tanta tristeza...

    G.

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