Todas las fotografías del blog son del autor. Está permitido su uso libre, indicando el origen.

18 agosto 2005

PRIMERO EN MONGOLIA

Llegué a Mongolia un domingo por la mañana y parecía que lo hubieran iluminado todo para la ocasión. Un sol luminoso que se colaba entre las nubes bañaba las praderas de la estepa la primera vez que la vi, nada mas salir del aeropuerto. Al principio el paisaje de hierba verde y colinas suaves en el que solo destacaban algunos grupos de casas de madera me recordó al de las islas Feroe. Sin embargo, nada mas entrar en Ulan Bator me sentí de nuevo como en mi Bosnia natal. O como en Tbilisi o en cualquier otra ciudad possoviética. Las mismas inmensas avenidas comunistas, la misma pradera sucia entre los bloques de piso, las cancelas herrumbrosas y los edificios austrohúngaros. Ulan Bator huele mal, a grasa condensada, pero no es desagradable. Mas bien resulta acogedora a pesar de las proporciones inmensas.
Lo realmente definitorio del país es su gente. La mejor aportación para describir Mongolia es sin duda la del genio que invento doctor en Alaska. La gente sonriente, honesta, amigable, silenciosa. Parece mentira. Todo es tan tranquilo, tan acogedor -incluso en esta urbe sucia- que uno diría que andan escondidos para tender una trampa. Tal vez sea así, pero entretanto parece que esta vuelta a otros tiempos tranquilos y suaves solo puede darse aquí.
Los pocos europeos que se ven parece que creen que están en Katmandú y se lleva esa estética de hippy alpinista integrado a base de gorritos de lana locales. Parecen llevaderos.
Yo me voy mañana a Buhuii Gol, que es donde esta el centro de acogida de niños de la calle en el que voy a pasar las próximas semanas. Allí no hay internet, teléfono, ni nada parecido así que estaré incomunicado hasta que me vuelva a escapar a `la capital`.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Aquí ahora, overwhere

VISITAS