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22 agosto 2011

BUDITAS Y NIBBANAS

La via al nirvana viene a ser algo como la via al comunismo: un camino por definicion interminable y sin final a la vista.
A la puerta de las pagodas mas importantes hay senoras con jaulones llenos de gorriones, jilgueros y otros pajaros por el estilo. Por unas monedas se los ofrecen a los fieles que salen cargados de felicidad budista para que los liberen. Soltar a un pajaro es algo que da buen karma, como ofrecer cacahuetes a los monos o echar migas de pan a los peces de un estanque.
Sin embargo, casi todos los pajaros son recien cazados, precisamente para ese pequeno negocio. Los tienen hacinados en jaulones de cana trenzada y cada senora tiene tambien entre los pies una bolsa de plastico donde va metiendo con disimulo los cuerpecillos de los pajaros que continuamente se mueren. Esa bolsa, que a menudo esta bastante llena, es una metafora de esta sociedad, tan extraordinariamente religiosa.
El budismo es muchas cosas. Ofrece una explicacion a la vida pero tambien proporciona apoyos mucho mas materiales. Los monasterios eran hasta hace poco las unicas escuelas en zonas apartadas y aun ahora decenas de miles de ninos se hacen monjes -monjitos- huyendo de la pobreza. Por otro lado, las propestas mas importantes contra la Junta militar fueron cuando los monjes se unieron a las manifestaciones democracticas de hace cuatro anos. La imagen del ejercito disparando a los monjes indigno a la gente mucho mas uqe ninguna otra cosa antes. por eso el gobierno dejo de disparar y se limito a desaparecer a unos buenos miles de monjes en cuanto se calmaron las cosas. Mas de cinco mil, segun algunas cifras.
Tras las revueltas el gobierno ha dado facilidades para que se instalen y crezcan otras religiones que compensen el peso de los monjes budistas. Los edificios mas limpios y nuevos de Rangun son todos neogoticas iglesias catedrales de las variantes mas raras del cristianismo. En Rangun y Mandalay florecen mezquitas por doquier con esa fuerza expansiva que tiene siempre el islam. Pero nada mina la intima conexion de Birmania y su budismo.
Por las mananas, en todas las aldeas, filas de monjitas mendiantes, rapadas y vestidas con tunicas rosas, recorren las calles en fila india. Pasandespacio cantando ante las casas, los bares y los negocios. Las senoras salen a la puerta con un saquito de arroz y un cucharon y le echan una buena cucharada a cada una en la bolsa que lleva colgando. No lo hacen por pedir limosna, sino para dar a la gente una oportunidad de aumentar su karma.
Y el budismo tiene una extraordinaria cualidad para colarse por las rendijas. Sin necesidad de entender los mandamientos de buda (que empiezan por creer en buda, meditar y afeitarse la cabeza) ni sus vidas ni siquiera el milagro del nibbana conquista suavemente a quien se le acerca. Te va calando como la lluvia suave, sin darse casi ni cuenta. Uno puede resistir indiferente el desfile de pagodas, budas, budazos y buditas, pero con la acumulacion acaba por apreciar la serenidad de esos lugares.
Se sienta uno en una pagoda y se le queda la mente en blanco. Como dicen aqui, vacia. Despues, otro dia en un  templo de madera sobre una colina se queda absorto disfrutando del viento leve que mueve las banderolas. Y casi sin querer empieza a sentirse bien entre esta tranquilidad silenciosa que huele a teka vieja y sandalo ligero.
Menos mal que los monasterios lo devuelven a uno a la realidad.  Son siempre sitios abiertos y agradables donde el viajero es bien recibido y hasta se le ofrece te. A menudo suena mas o menos lejano un gong cuyas notas permanecen un rato temblando en el aire y el canturreo de algun nino que repite de memoria los  los chankras y salmos que se esta aprendiendo. Entonces los monjes te dan conversacion y tu preguntas y todo se parece un poco a tantas otras religiones. Los jovenes que viven anos encerrados en el monasterio para tener algo que comer. Que apenas aprenden a leer y recitar. Las largas conversaciones banales sobre dioses... todo tan parecido, que pierde un poco su magia mistica.
A cambio las pagodas abandonadas parecen sacadas de relatos aventureros de otra epoca. Las sesenta y nueve (ejem) estupas de Samkar estan invadidas por las vacas y los arboles. Un paisaje de ladrillos caidos, budas rotos, estatuillas apoyadas en cualquier piedra, cabezas sin tronco, trozos de estuco y la jungla que avanza. Un arbol ha crecido sobre una estupa que ahora forma parte de su tronco. En otras  la punta en vez de campanillas tiene una palmerita airosa. Por medio hay algun arbol retorcido de elegantes flores blancas y amarillas.
Y en Mandalay, la pagoda de Kuthodaw al atardecer tiene casi la misma magia que la famosa mezquita de Yamsousoukro. Son decenas de capillas que contienen cada una una pagina en marmol del libro mas grande del mundo, en un mar de estupas que al atardecer parece abandonado, olvidado y silenciosos salvo el sonido de las millares de campanillas de oracion que mueve el viento. No seria ninguna sorpresa cruzarse ahi, en esa soledad, con la sombra de corto maltes.
Una religion con mil caras. Y en el cibercafe donde escribo un monje chatea por el messenger envuelto en su tunica mientras otro juega a vidojuegos explosivos. Buditas.

3 comentarios:

  1. Te tomo prestada la foto de la señora con la jaula de pájaros para mi blog.
    (Pondré una referencia al origen, osea este blog del que me hago fan)

    Si te molesta, me lo dices por favor

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