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25 agosto 2009

A costa del marfil

Costa de Marfil es un mercado inmenso. No hay una calle, una esquina o una casa que no esté por completo flanqueada de puestecillos, tenderetes y hasta tiendas de verdad. Un  mercadillo permanente que llena todo el pais. Incluso los suburbios y las chabolas de Abobo. Al atardecer de los puestos de comida se eleva un càlido olor a cocina que vuelve todo màs tierno y agradable y que tapa incluso el hedor de los albagnales y los desagues. Y aunque no fuerq Ramadan la gente se echaria igual a la calle. Los marfilegnos (ivuarienses, vamos a llamarlos ya) viven intensamente la calle y la noche.
Muchas de las tiendas son maquis. Un maquis es un bar. En concreto uno que, a lo sumo, es una cabagna precaria de madera y techo de uralita. La mayoria ni eso. Varias mesas y sillas al aire, casi siempre plagadas de moscas; Pero hay toda una cultura del maquis y nosotros, que abrumadoramente somos ivuarienses, en los ratos libres nos estamos sumergiendo descaradamente en ella. En el maquis se bebe cerveza; algunos pudientes vino don simon. La cerveza es pesada y se vende por litros, y ayuda a socializar.
Costa de marfil, Abidyan en particular, es un lugar muy abierto en cuanto a las costumbres. Se liga mucho y con mucha facilidad. Si uno ve por la calle una chica que le guste es completqmente habitual pararla, pedirle el numero de movil y que ella lo dé. Después todo es cuestion de pelar la pava por telefono y no resulta nada descabellado que al dia siguiente uno tenga su primera cita con la muchacha. Tampoco es descabellado que esa cita acabe en la cama o donde sea. La gente tiene multitud de novios y amantes y en el maquis se liga, se comenta y se rie con todo eso. Anoche, Rache, que es un voluntario de aqui, estaba especialmente contento. En la reunion de evaluacion sonreia, se habia puesto las gafas y una camiseta limpia y se sento en la mesa. Esta claro que habia conseguido algo y eso nos hizo a todos extragnamente felices.
La ligereza en las costumbres es algo contagioso, y lo digo tanto por uno mismo, como por la gente que llega aqui desde el interior del pais. Casi todos los nignos de Abobo han nacido en alguna aldea del interior. En estas aldeas la vida es un poco como mis recuerdos del Benin: pobre, pero apegada a lma naturaleza y a las costumbres antiguas. Cada poblado tiene su jefe y su onsejo de notables, la gente vive en familias inmensas, se viste on pagnos estampados y se dedica a la agricultura y ganaderia de supervivencia. Sin embargo todos han emigrado aqui. La llegada a Abobo es la primera de una de tantas caidas en la miseria. Similar a la que tendran si algun dia emigran a Europa. Aqui pasan a vivir en una chabola y vestir camisetas falsas y rotas. En el suburbio no existe la misma red social, ni los mismos apoyos. Todo es mas pobre, pero ellos se sienten en el camino del progreso. Casi lo mismo que cuando llegan a Europa y acaban durmiendo en las chabolas de la fresa en Huelva.
En todo caso, las mujeres notan mas que nadie ese choque cultural. Combinan la sumision de la aldea con las obligaciones de la ciudad. Muchas de ellas, sobre todo las qu llegan mayorcitas ya han sufrido la ablacion del clitoris. Es una practica terriblemente asentada en el interior. Suelen hacerlo unas mujeres dedicadas especialmente a ello, con la ayuda de los Tradi praticien, una especie de curanderos tradicionales pefectamente integrados en la sociedad. Es una practica atroz y aqui la gente toma conciencia de ello, incluidos los jovenes que ligan con chicas que lo han sufrido. Sin embargo aun hay quien lo apoya. El otro dia asisti a un debate entre ulemas musulmanes. Parece ser aue en el libro de los hechos del profeta se cuenta que un dia Mahoma iba paseando, vio que a una chica la estaban mutilando asi y siguio su paseo. Un sector de la doctrina opina que si no dijo nada es que le parecio bien. Frente a ellos hay quien opone que se limito a callar, pero que jamas mutilo asi a su mujer o su hija, y esa debe ser su ensegnanza. Complicado, que algo como la integridad de las nignas (no las amputan de pequegnas sino al crecer) dependa de un silencio del profeta.
En todo caso la lacra casi no afecta a nuestros pequegnos vandalos, que por otro lado ya tienen lo suyo con su propia lista de enfermedades y accidentes cotidianos. Ni lo uno ni lo otro les quita la energia; estamos consiguiendo que casi cincuenta de ellos se sienten a diario en una sala y escriban (o casi) sin demasiado alboroto y que por las tardes hasta hagan teatro y ensayen una danza. Pero fuera de eso siguen peleàndose a pedradas, tiràandose del pelo y persiguiéndonos como obsesos. Ahora mismo hay una decena de ellos, que me han seguido, en la puerta del cibercafe, que esta a casi un kilometro de nuestra casa. Libertad vigilada permanente.
Esta mangnana algunos tenian malaria. No hay manera de hacer entender a la gente de aqui, incluso a los mas cultos, que la malaria no es como la gripe. Todo el mundo esta infectado (creo y espero que los dos blancos somos los unicos libres por el momento) y cada varios meses todos pasan una semana en la cama con temblores y escalofrios. Con los nignos es peor y si no se detecta a tiempo puede ser mortal. En todo caso el sitio esta plagado de mosauitos y la mayoria son anofeles, que ya se distinguirlos y todo.
Dicen que es a causa de la época del agno. Estamos en la pequegna estacion de lluvias. Llueve a diario pero solo lo justo para remojarnos un poco y mitigar un rato el calor. Es tambien la éepoca de las libelulas gigantes. Se cuelan en las casas y las mujeres las persiguen a escobazos.

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