19.07 Reiten, reiten, reiten. Las tierras. De mi tierra. Pasan hacia atrás –siempre hacia atrás- por las ventanas. Uno se va cada vez de aquí entre el río que se achica serpenteando entre piedras y llanuras sembradas que a la vuelta estarán ya amarillas, o marrones, u ocres. A veces con ilusión, a veces. 20 El obispo de Antioquia, sin ningún parentesco con el arzobispo de Constantinopla, sigue siendo el patriarca de algunas corrientes cristianas primitivas del sur de la India. Se dice que, convertidas por Santo Tomás y varios misioneros en el siglo sexto, aún reconocen la autoridad del jerarca sirio. Con lo que ha llovido! 21 Con el tiempo siempre hay un momento en el que el viaje se vuelve rutina. Un aire burocrático vela los lugares y a la gente que dejan de ser emocionantes y se esconden bajo la pátina gris de lo corriente ¡si casi parece trabajo! 25 Días (mañanas?) felices. La granja, la cena en una pizzería rural al aire libre. Nos levantamos en la granja y después de desayunar en el salón –señorial, cómodo- y reparar la furgoneta em tumbo en el prado, junto al lago, a pescar. Un par de carpas enormes. Sol y césped junto al lago. Como los días felices de las películas, siempre antes de una tragedia. 26 Matinal. Calma chicha. Avanzamos en un mar absolutamente pacífico. Adriático. Música y sol en cubierta 28 ¿Dónde está Kosovo? Qué diferencia tan grande entre el dibujo del mapa y el camino real... uno entra por las montañas que luego se abren para una llanura inmensa. Prístina es una ciudad normal. Previsible. Ningún parecido con las batallitas que contaban. 30 Como en Bosnia: cuando algo no funciona bien se acerca siempre un albanés y te dice que él lo va a arreglar todo. Se mete en tu vida como un ciclón, te maneja a ti y a tus cosas sin pudor. Luego se va de pronto y te deja metido en un embrollo aún peor. Y siempre la misma frase: “era de mala calidad”. O una variante “a quién se le ocurre hacer esto”. 1.08 Reentrada en Kosovo a la polaca. Al salir de la frontera macedonia se ve en el otro paso, al fondo, una bandera polaca. Es la KFOR pero parece un salto en el espacio. Luego la carretera da total veracidad a los anuncios de coches. Está entera agujereada a propósito y el coche casi ni se agarra al asfalto, entre eses y giros. Lo más divertido: las márgenes de la carretera señaladas por cintas rojas con el letrero “Mine”. Luego, Prístina huele siempre a quemado. A casa recién quemada y familia recién expulsada. 3 No miréis los mapas! Son dibujos hechos para engañar. Tenemos uno de minas. Resulta que la carretera por la que pasamos está en teoría minada toda. Había una boda. Una comitiva muy larga y nos unimos a ella. Una fila ruidosa: desde un landrover con la bandera albanesa hasta el coche de la novia y luego nosotros. Como una serpiente, corriendo, toda la fila sin frenar en las curvas, los tractores, los baches, y al parecer las minas. Aquello parecía destruido, pero la gente –que se ve que no lee los mapas- disfrutaba de la carretera. Al pasar todos saludaban a la novia. Y a nosotros. 4 Un buen guerrillero (soldado?) del UÇK lleva siempre un chaleco negro de bolsillos. Si trabaja para CARE se lo regalan. Y entre unos y otros aquí no hay quien duerma. Si no son las bombas, son los helicópteros los que no te dejan descansar. De noche, al pasar por la llanura central del Kosovo sube de vez en cuado una niebla anaranjada sobre los campos. Suele ser una casa incendiada. De lejos parece intacta y se ve luz salir por las ventanas. Son las llamas. 9 Francesco está en una montaña que se parece mucho a las suyas. Una fecha falsa y un nombre que se había borrado ya, casi. Sin apellido. Todo el mundo piensa que está donde quería. Yo sé que él no quería morir. Nadie le hizo autopsia. No se sabe si lo mató una bala en la cabeza o en el corazón. O en el vientre. Si sufrió o murió rápido. Si quedó desfigurado o vomitó sangre. Los muertos se quedan solos. Rodeados de desconocidos. Quizás para Francesco todas las montañas fueran iguales. Tal vez no se paraba a apreciar el detalle que distingue unas de otras. Vivía un poco a lo bestia, sin controlar. A veces incluso sin enterarse. 10 Bonitas teorías encuentran en el albanés el pueblo y el idioma originarios de Europa. La lengua y la gente que precedieron a los griegos... incluso la ancestral base de los etruscos. Si fuera así habría que unos pueblos se paran antes que otros. No sé si son una isla de cultura primitiva, un producto de los desechos coloniales o más ricos que nos. El deporte nacional en Kosovo es la quema de casas. En el encuentro de máxima rivalidad, serbios contra albaneses, empezó anotando el equipo serbio, que a punto estuvo de ganar por goleada. El equipo albanés recurrió a un fichaje extranjero: la OTAN. Éste efectivamente anotó tantos valiosos sobre los serbios pero también bastantes en propia meta. El combinado albanés ahora se empeña en igualar el marcador y es prácticamente el único que puntúa. Veremos si lo consigue. Aunque lo veo difícil, ganas no faltan. 11 Dicen los guiris de aquí que en Prístina los semáforos no valen para nada. Se equivocan. Los semáforos en Prístina sirven principalmente para estrellarse contra ellos. El tráfico en la ciudad es delicioso. Sin policías, ni multas, ni luz eléctrica, cada cruce es una aventura. Hay un intercambio de miradas entre los conductores para decidir quién pasa antes. Normalmente el sistema funciona, normalmente. Cuando no, el semáforo es un buen sistema de frenado. El único inconveniente es que cada uno sólo se puede usar una vez. Decenas de semáforos tirados dan fe de ello. ¿Por qué Corto Maltés no pasó nunca por el protectorado del príncipe Wied, en Shiptar? El cobarde príncipe de opereta, los comisionados de las seis potencias, los gendarmes holandeses y la multitud variopinta de rebeldes albaneses. Un gobierno de Sissí y unos meses de rebeliones y tragicomedia. Si existió Corto, fue allí. Seguro. Rumor de correajes y armas. Tintineo metálico de botas y metralletas colgadas. Pasan soldados. Al fondo, la música de guitarras albanesas. En la fuente unos muchachos juegan a salpicarse. Un guerrillero se sienta en el café y los ahuyenta. Lleva el escudete anaranjado con el águila negra. La tarde se demora en Mitrovica, perezosa. | |
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